La semana pasada se llevaron adelante las XIII Jornadas Nacionales del Foro Latinoamericano Colaborativo en Calidad y Seguridad en Salud. Durante cinco días, profesionales de todo Latinoamérica compartimos información, experiencia e ideas con cinco ejes temáticos: la seguridad del paciente, la mejora en los procesos, la atención centrada en la persona, la salud basada en valor y la integración. Para contar la transformación que se está dando en la gestión de quirófanos y el rol de Wúru en este cambio de paradigma, el martes participé con una exposición sobre decisiones operativas basadas en datos.
La idea de la charla fue acercar a los participantes una idea muy concreta sobre la necesidad del sector salud de ir de gestiones basadas en intuición, a decisiones tomadas a partir de evidencias. Si bien esta transformación afecta hoy a la gestión integral de la salud, en este caso, nos detuvimos a contar cómo se está dando en los quirófanos. De esta forma, la exposición comenzó por el primer paso de cualquier proyecto realmente transformador: hacer un diagnóstico real de la situación de la organización.
En ese punto, desde Wúru solemos identificar tres escenarios: cuando la institución tiene datos, pero no puede o desconoce cómo usarlos; cuando tiene información en silos por departamento y cuando hace reportes a partir de los datos y los distribuye a toda la organización. En la actualidad, la mayoría de los prestadores se encuentran en algún lugar entre estos tres escenarios.

En general tenemos oportunidad de contar cómo trabajamos, qué servicios ofrecemos y cómo los implementamos. Lo interesante de esta intervención fue contar un caso de éxito muy concreto que permitió al grupo participantes ver de cerca cómo se orquesta la explotación de los datos y su impacto real, tanto para la experiencia del paciente, como para el cuidado de los recursos de la organización. Así, reconstruimos una historia de gran impacto desde el momento en el que el cliente planteó su dificultad: una suboptimización de sus quirófanos.
Esta situación, como suele ocurrir, tenía origen en la subestimación y sobreestimación de los tiempos de cada intervención quirúrgica, lo que implicaba una ineficiente distribución de los recursos. En consecuencia, significaba pérdidas económicas para la institución, así como esperas innecesarias para los pacientes. Wúru detectó una oportunidad en la reducción de este indicador a partir del empleo del estimador de cirugías, un algoritmo de inteligencia artificial que predice la duración de cada procedimiento.
De esta manera, se plantearon tres objetivos: reducir el desperdicio originado por errores de estimación, agendar en base a datos dinámicos e históricos y programar la agenda quirúrgica de forma ordenada y objetiva.
Los objetivos se cumplieron con creces: en un sprint de siete semanas que involucró a un grupo reducido de profesionales, se consiguió una reducción del 37% del error de estimación y se optimizaron unas 18 horas, que antes eran desperdiciadas. Estos resultados son mucho más que números fríos: el trabajo de Wúru en la institución impactó de forma positiva en la comunidad al reducir la espera de unos 100 pacientes.